domingo, 28 de junio de 2009

LA GOTA NO COLMÓ EL VASO
Te dije que te iría contando como pudiera. No encuentro el principio de la historia, solo voy recordando imagenes, sensaciones, como fotos caídas de un álbum.
Con el primer ataque de gota, inmovilizado en el sofá, viendo las estrellas con cada movimiento, entendí que habia llegado la hora. Por mucha leyenda que tenga esa enfermedad, la verdad es que te duele el dedo un huevo y no te siente por eso como un rey. Sentado, sintiendome vulnerable otra vez, comprendí que si me pillaban en ese momento no podría huir. De nada serviría toda la preparación previa. La repasé de memoria. El paquete que escondía en el congelador, debajo del pollo. Un pasaporte, 7000 euros en billetes pequeños, un 38 y por supuesto la carta. No se cuanto valdría en el mercado, si hubiera mercado para ella, pero para mi su valor era variable. En función de como valorara mi existencia, que a veces era poco. De nada serviría tampoco la caja "de carnaval". Nunca tendría tiempo de fijarme ese ridiculo bigote ni la peluca rubia. El Audi aparcado en la calle, que cambiaba de sitio diariamente mi fiel Godofredo para no despertar sospechas en el barrio, tampoco podría ser alcanzado. Con la pasta que me estaba costando.
Viendome así atrapado, fantaseé con entablar un lucha si derribaban la puerta. Me imaginé con mi pobre karate defendiendome a patadas con mi dedo hinchado hasta reventar. Ni siquiera podría pelear, pero establecí un buen plan. Si entraban en el apartamento, tendría que saltar por la ventana.
Por suerte nunca tuve que hacerlo. Finalmente me recupere de ese primer ataque de gota (hubo despues algunos peores) y volví poco a poco a mi vida diaria, sin sospechar lo poco que faltaba para que me atraparan, como un idiota. Fue comprando en el super. Me gustaría contaros que huí como un heroe, que ya lo había previsto, pero sería mentira y además ya es otra historia.